lunes, 12 de septiembre de 2011

Eclipse

I
La luz de la oscuridad encandila el brillo de su esencia. No la anula por completo, sólo la alterna. Entonces un día es sí, al otro no; en un terreno donde los blancos y negros no forman grises. Zona difusa, casi prohibida de aguas profundas, de la que el sol negro asomó aquella mañana. ¡Vaya eclipse perfecto! y en ese instante; justo relámpago de tiempo, todo fue el cielo y la nada. Sólo eso. Una conjunción inmediata.

II
Mientras tanto, el humor del día seguía poniéndose a tono con la situación, como desde muy temprano. Y en eso andaba: variando entre gotas y brillos. Formando fenómenos ópticos, surgidos paradójicamente entre opuestos no tan contradictorios. Como si todo ese paisaje hubiera sido engendrado con una matriz especial. Casi ininteligible. Compleja de leer, ambigua, confusa, dudosa; pero al mismo tiempo inequívoca, simple…

III
De ese juego: de extremos, de partes disímiles, brotaba la a-tensión/atracción. Como un imán, formado de dos polos, uno negativo y otro positivo, el magnetismo surgía entre los distintos. Así también está(ba) compuesta su naturaleza. Llena de signos y de árboles. De cruces y de flores. Por eso no es desbocado cavilar que era, es y será dueña de la incertidumbre

(desvarío -aún- incompleto)

1 comentario:

  1. UUUFFFFF!!!!!DEMASIADO....BELLO, DEMASIADO COMPLEJO... COMO LA VIDA MISMA!!!!

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